"La politización de la cultura enterró a la autogestión en Corrientes"
El 22 de noviembre fue el Día de la Música, y Miradas Libres aprovechó para conversar con Martín Sandoval, músico que incursiona en varios géneros, integrante de Músicos Independientes de Corrientes (MICO) y promotor de la Federación de Músicos Independientes Unidos (MIU). Contó cuáles son los objetivos centrales de MIU, comentó cómo ve la profesionalización de los músicos locales, y aportó una mirada crítica respecto de la política cultural del Gobierno Provincial.
Martín Sandoval es músico, líder de la banda Martínsa, autor de sus propias canciones, no se encasilla en un único género y su repertorio incluye chamamé, baladas y pop. Con él, en el marco del Día de la Música, abordamos la situación de los músicos locales, haciendo eje en la organización asociativa, a partir de su participación en MICO y MIU.
¿Qué objetivos persigue la creación de la Federación de Músicos Independientes Unidos?
-MIU se creó con el objetivo central de nuclear y unificar a las asociaciones de músicos que hay en la provincia, intentando replicar a nivel provincial algo de lo que es el Instituto Nacional de la Música (INAMU). El proyecto contó con buena participación, en Corrientes hay al menos 10 asociaciones de músicos, además de las de Capital, hay en Esquina, Bella Vista, Ituzaingó, Paso de Los libres y Santo Tomé. Hoy, somos pocos los que tomamos la posta y avanzamos, a paso lento, haciendo trámites administrativos necesarios para la continuidad del proyecto.
¿Cuáles son las principales líneas de trabajo de MIU?
-La profesionalización del artista es uno de los puntos más flojos. El músico correntino, y de la región, siempre se tiene de menos, y hay que cambiar esa mentalidad. Hay muchos que cuando le informás sobre alguna línea de fomento del INAMU lo primero que te dicen es que hay que llenar muchos papeles, y que le dan todos los recursos a los de Buenos Aires. Después, cuando ven que otro pudo acceder, te dicen que no les avisaste, o que tenías que hacerle el trámite. Algunos músicos quieren todas las cosas resueltas, pero desde la federación bajamos la línea de que hay que trabajar, no esperar, hay que participar para generar las oportunidades.
¿Los músicos locales tienen esa mirada autogestiva de su profesión?
-La autogestión en Corrientes está enterrada, y esto sucede porque el músico depende mucho de los eventos gubernamentales y políticos. Se politizó tanto a la cultura que se la redujo. Hoy el músico no tiene la visión de generar espacios en el sector privado. Esto pasa más en el chamamé que en otros estilos musicales, como el tropical que sí tiene autogestión, hay fiestas, cumpleaños en los que se contratan esas bandas. Pero el chamamecero se acostumbró a depender de la invitación gubernamental, al Dia de San Baltazar, Teco Chamamé, los eventos en el Camba Cuá o al Festival del Chamamé.
Esos espacios del Gobierno no pueden incluir a todos los artistas ¿Qué sucede cuando no son convocados?
-Esa es la lucha que estamos dando, porque en esos momentos es donde debe tomarse consciencia de la necesidad de autogestionarse. Acá está el espacio Mariño, o ahora Radio Café, que son espacios culturales donde uno, cede un porcentaje, pero puede ser el productor de su propio espectáculo. Podemos vender entradas, cobrar un derecho de espectáculo y gestionar esos espacios. El tema es que la mayoría no quiere hacer eso, esperan a que otro lo haga, y después quieren ser convocados.
Así planteado, pareciera ser que la política cultural del Gobierno conspira contra la profesionalización de los músicos locales.
-Si Los de Imaguaré tocan el sábado en el Vera, pero el domingo están gratis en el Camba Cuá, nadie va a pagar la entrada en el teatro. Eso es lo que sucede acá, cuando alguien quiere hacer un evento independiente de estas reparticiones del Estado no tiene apoyo de la gente, porque saben que en algún otro espacio gubernamental va a ser gratis. Acá, si ponés un derecho de espectáculo a $500, con suerte metés 20 personas. La gente no está acostumbrada, pero eso también pasa porque los artistas preferimos ir a los eventos, que encima están mal pagados, organizados por el Gobierno.
Entonces, ¿cuál tendría que ser la política cultural del Gobierno?
-Los espacios musicales gubernamentales deberían estar ocupados por artistas emergentes, no por consagrados. No está mal que de cada 10 uno o dos cuenten con la participación de artistas consagrados, porque hay gente que no puede pagar esa entrada de $500, pero no tienen que estar en todos. Ahí está el error, la misma lista de cinco o seis artistas recorre todos los espacios, y atrás hay 100 que estamos esperando para mostrar nuestra música.
Justamente, desde el Gobierno aseguran que su política cultural apunta al fomento de artistas locales ¿No estás de acuerdo?
-La vara está muy baja. Estamos quienes estudiamos, invertimos en equipos, luces, sonido, instrumentos, y sin embargo vemos que los eventos se rellenan con gente que no busca profesionalizarse, que de lunes a viernes trabajan en otra actividad y no se dedica cien por ciento a la música, y entonces le da lo mismo que le paguen $10 o $100. La otra parte es que rellenan con niños, con chicos que aún no están a la altura de poder desenvolverse arriba de un escenario.
¿No creés que eso forma parte de una política de fomento a las nuevas generaciones?
-Antes pensaba que eso era por el afán de apoyarlos en sus primeros pasos, pero tiene que haber una política que indique claramente cuáles espacios son para los niños, cuáles son para artistas profesionales, y no mezclarlos. Eso hace que se termine exponiendo a las criaturas, porque hay muchos niños talentosos, pero debería pensarse en esto, porque todos los artistas no somos iguales.
Uno de los proyectos de MIU es hacer un registro único para que productores o instituciones gubernamentales accedan a un catálogo de artistas locales. También trabajan en la creación de una App, similar a Spotify, con artistas correntinos de todos los estilos musicales.
Más allá de los cuestionamientos, ¿qué propuestas tienen desde MIU para modificar estas políticas?
-Son incontables las veces que nos ofrecimos a aportarles un banco de datos, que nos costó mucho trabajo hacer, con bandas que están en actividad, con trayectoria, que viven de la música y que necesitan los espacios. Sin embargo, los espectáculos siguen siendo ocupados por conjuntos fantasmas que van de relleno, a los que no les pagan bien, y chicos que no están preparados para ocupar esos escenarios, y los que verdaderamente vivimos de la música quedamos afuera.
Y, según tu visión, ¿todo eso obedece solo a una política cultural errónea?
-Esa es la otra lucha. Cuando iniciábamos con la federación, fuimos a hablar con el vicegobernador, Gustavo Canteros, luego, cuando fuimos a hablar con la gente de Gobernación, nos dijeron: "acá no vengan a pedir nada, porque ustedes ya fueron a ver a Canteros". Ven todo desde el lado político, no entienden que nosotros dejamos de lado nuestras preferencias y simpatías políticas, nuestro único estandarte es la música. Pero ellos no lo ven así, si te ven de un lado, después no te contratan, sabemos que acá hay una lista donde dice éste era de Fabián Ríos, a éste no lo convoquen.
¿A eso te referís cuando hablás de la politización de la cultura?
-Si. En su momento también le llevamos el proyecto a Cuqui Calvano, pero tuvimos una discusión porque se adueñaron del proyecto, salieron en algunos medios a publicitarlo como propio, y encima al final nunca hicieron nada. En Corrientes cuesta el doble porque está todo politizado, si no sos amigo o conocido de Gabriel Romero, se hace muy cuesta arriba.
En 2021 MIU organizó “Música en Acción”, el primer festival local solidario luego de la pandemia.
Describís un panorama de politización de los espacios culturales, sumado a cierto desinterés de los músicos por profesionalizarse en su propia profesión, entonces ¿qué motiva a MIU a seguir insistiendo?
-Uno cuando tiene estos pensamientos cree que va contra la corriente, pero en el camino descubrís que hay mucha gente que piensa igual, pero no se animan a decirlo.
¿Por qué no se animan?
-No se animan porque saben que los pocos espacios que hay son de entidades gubernamentales, y si hablan, te ponen la cruz y no tocás más.
Entonces, con este panorama, que no parece muy alentador, ¿hay algo positivo que los impulse a seguir con su propuesta asociativa?
-Lo positivo es que en este tiempo mucha gente se animó, vimos que pasó de la dependencia a la autogestión. A veces están con nosotros, y a veces se alejan por sus proyectos personales, pero el paso por una asociación y por la federación cambió la mirada de esos músicos. Y esperamos que con el tiempo eso se contagie a más artistas.