“La situación está peor y aumentó la cantidad de personas que van a los comedores”

María Eugenia Aguirre es militante de Libres del Sur y hace seis años coordina el trabajo que compañeros y compañeras del barrio Ponce realizan en varios puntos de la ciudad. Ella explicó cómo ve la situación actual y aportó un punto de vista respecto de la utilidad y de la función de los beneficios y programas sociales.


 

A diario, compañeros y compañeras realizan la limpieza y el mantenimiento en las escuelas secundarias José María Ponce y Dr. Eloy M. Ortega, en el barrio 17 de agosto, y en la capilla San Ignacio de Loyola del barrio Lomas. Pero estas no son las únicas actividades que María Eugenia Aguirre, delegada de Libres del Sur en el barrio Ponce, debe coordinar.

“Además del trabajo en las escuelas y en la capilla, hacemos el copeo de leche de lunes a viernes por la mañana y por la tarde, y la cena una vez a la semana, generalmente los viernes, para los vecinos que lo necesiten”, indicó Aguirre.

Al haber en la zona varios comedores que preparan el almuerzo, decidieron hacer la cena con la modalidad vianda, así los vecinos las retiran y cenan en sus casas. Tanto el copeo como la cena les permite tener un parámetro de cuál es la situación social actual.

“Observamos que la situación está peor, que ha aumentado la cantidad de gente que viene acá, o a otros comedores. Vemos que hay personas que hace unos años podían trabajar y hoy no pueden, entonces ahora vienen a buscar un plato de comida. Solemos cocinar para 40 familias, y ultimamente nos pasa seguido que nos quedamos cortos con las porciones porque aparecen personas que antes no venían. Tratamos de que haya para todos, pero a veces no podemos”, explicó.

Algo similar ocurre con el copeo de leche, ya que al estar en periodo de vacaciones, no pueden comer en las escuelas y por ello acuden al copeo. En simultáneo, en épocas de clases, se realiza el apoyo escolar a chicos que acuden tanto a la primaria como a la secundaria. “Habitualmente vienen 10 chicos a las clases de apoyo, y cuando estamos en épocas de pruebas vienen muchos más, pero la mayoría vienen más que nada a desayunar o a merendar”, aseguró.

El mantenimiento en los colegios se realiza tanto por la mañana como en el turno tarde

Las clases de apoyo las llevan adelante dos maestras, una en cada turno, y algunos compañeros que colaboran con ellas. “Las dos se anotaron al Potenciar Trabajo y a través de eso llegaron acá. A cada persona que se suma se le pregunta qué sabe hacer o en qué está interesado y ahí se los ubica. Estas compañeras son profesionales, están recibidas, pero no consiguen trabajo, entonces hoy en día el plan es lo único que les está ayudando”, explicó.

En este sentido, profundizó en la discusión respecto de la utilidad de los planes sociales y también se refirió a cómo creen ellos que es percibido por la comunidad en general el trabajo que realizan.  

“Hay mucha gente que nos trata de haraganes y dice que no trabajamos, pero nos ha pasado que luego nos hablan para ver la posibilidad de que los anote para percibir un plan. Eso es producto del egoísmo, cuando no tenés trabajo, o estás con muchas necesidades el plan termina siendo una alternativa”, sostuvo.  

“No creo que hagan una reflexión, o que cambien su forma de pensar. No reflexionan porque nunca se vieron en la situación de tener una necesidad, y no hablo solamente de tener hambre, hay otras cosas, por ejemplo tener que hacerte un tratamiento, o no poder pagar algún estudio, para el que tiene una cobertura médica es fácil porque va y lo arregla todo. Y hoy por hoy, no alcanza solo con el plan, también hay que trabajar de otra cosa para vivir. Tardás más en llegar al cajero y sacar la plata que en gastarla”, agregó.

50 personas, en su mayoría del barrio Ponce, pero también de otros barrios,  se dividen en grupos según las actividades.

Pero dónde sí se puede vislumbrar un acercamiento a una mirada positiva de su labor, es con quienes articulan día a día el trabajo y pueden experimentar de primera mano la utilidad y el bien comunitario que representa.  “Las actividades las organizamos con las directoras, tienen buena predisposición en las dos escuelas. Con quienes nos relacionamos siempre, en el colegio y en la iglesia, respetan y valoran el trabajo que hacemos, porque lo conocen, y es una ayuda enorme para ellos”, expresó.

Por último, entre los proyectos que han iniciado, María Eugenia encabeza un taller de tejidos, dos veces a la semana, a través del cual ya lograron vender algunas de sus producciones. “En el taller de tejidos y manualidades participamos siete compañeras y se siguen incorporando, y estamos pensando en hacer plantines ya que se necesita reinvertir en materiales tanto para el tejido como para proyectar los plantines”, finalizó.